El desierto florido es un fenómeno que se produce en el desierto de Atacama (Chile), el más árido del planeta. Consiste en la aparición de una gran diversidad de flores entre los meses de septiembre y noviembre en aquellos años en que las precipitaciones son inusuales (sobre el rango normal para el desierto).
El fenómeno es único en el mundo y ocurre
cuando las lluvias hacen que gran cantidad de semillas y bulbos que se
encontraban en estado de latencia germinen al llegar la primavera, además de la
proliferación de aves, insecto y especies de lagartos pequeños.
El evento se relaciona con El Niño, fenómeno
meteorológico que implica un sobrecalentamiento de las corrientes marinas del
litoral del país, lo que genera un aumento en las precipitaciones.
Durante los últimos años, debido a diversos
factores, como la presencia de gran número de turistas, el comercio ilegal de
estas especies y el desarrollo de carreras automovilísticas en el desierto,
algunas organizaciones ecologistas han denunciado la destrucción progresiva de
este patrimonio a causa de estas actividades que limitan el potencial de
regeneración de las especies existentes. Frente a esto, el Gobierno de Chile ha
establecido una serie de prohibiciones y fiscalizaciones, además de campañas de
información a la población y especialmente a los turistas, para limitar el daño
producido.
La aparición de este fenómeno está
estrictamente relacionado con valores sobre lo normal de las lluvias; sin
embargo, no siempre la cantidad de agua caída es uno de los factores. En
Vallenar en 1991, las precipitaciones alcanzaron un monto de 137,4 mm. El valor
registrado fue del 326 % en comparación a los 31,6 mm del promedio normal. En
la misma ciudad en 1997, los montos totales fueron de 168,5 mm. El valor
registrado en la capital provincial correspondió a un aumento del 433 %. Una
lluvia intensa cayó en Huasco durante agosto de 1991; en un solo día precipitó
la increíble cantidad de 84,2 mm, es decir 3,5 mm/hora, con intensidades
superiores en horas de la tarde. En Caldera cayeron 84,0 mm ese día. Estos
montos de precipitación generan entre septiembre y noviembre un bello fenómeno
conocido como «desierto florido», cuyas floraciones máximas se han dado cuando
llueve en proporciones superiores a la media anual en esta zona pero no
necesariamente en los años de demasiada pluviosidad —en 1997, el florecimiento
fue mínimo.
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